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Los dioses te envidian: tu tiempo es ahora

Tu momento es ahora

La expresión latina Carpe Diem, que significa “toma el día” o “aprovecha el momento”, representa absolutamente lo que queremos compartir en esta nota. El célebre escritor argentino Jorge Luis Borges (en sus propias palabras, “el siempre futuro nobel”) abordó este tema crucial en su cuento “El Inmortal”. Pero no nos detendremos en esa obra admirable. Nuestra intención hoy es ser sensibles, intensa y profundamente sensibles.

 

Queremos plantear que lo único que realmente tenemos es tiempo, pero limitado. ¿Tenemos conciencia de esto? Nuestros respiros están contados, y por lo tanto nuestros amaneceres y atardeceres, nuestros días y nuestras noches. Esa es nuestra gran certeza como mortales. Nada más poseemos realmente, pues todo es dinámico y todo termina alguna vez. Buda dijo: “lo único que permanece es el cambio”. Entonces aquello que no cambia es la probabilidad de que hoy puede ser nuestro último día, y que en algún momento todos nosotros, sin excepción, dejaremos de existir.

 

Perdón, sonamos trágicos. Pero nada más alejado de la verdad. Esta humilde nota es un llamado a la vida, a la Vida con mayúsculas. Los humanos tenemos la particularidad, a diferencia del resto de las especies (al menos hasta donde sabemos), de poder abstraernos. Y esas abstracciones, muchas veces puente hacia la creatividad y la invención, otras veces es fuente de limitación, mediocridad, egoísmo y lo peor: la absurda creencia de creer que tendremos tiempo suficiente para “hacer las cosas”, cumplir los sueños…

 

¡Patrañas! Diría la expresión popular. Quizás no tengamos ese tiempo. De hecho, en términos estadísticos, es más probable que no tengamos tiempo suficiente para cumplir nuestras postergaciones, a que usted lea esta nota que nosotros hemos escrito en algún lugar del Universo, en esta convergencia del tiempo y el espacio. Pero como diría el gran Albert Einstein: “hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. Y eso es lo que nos da el tiempo: voluntad, conciencia, poder de acción, libertad de elegir.

 

Ahora es necesaria una pregunta devastadora: ¿Qué harías si supieras que hoy es tu último día? Nos llama poderosamente la atención con cuánta frecuencia las personas disfrutamos el día viernes tanto más que el lunes. Los memes que circulan en las redes afirmando cosas como “es viernes y tu cuerpo lo sabe”, esconden una idea terrible cercana a “de lunes a jueves mi vida es un espanto, o con suerte una rutina automática”. No podemos seguir sosteniendo esta idea posmoderna del ser humano atrapado en la rueda del hámster. Somos seres infinitamente más poderosos que eso, y es preciso darnos cuenta.

 

Vayamos más profundo. Recurramos a los grandes. Martin Heidegger, el existencialista más influyente de la filosofía contemporánea, declaró con enorme lucidez: “Cuando el tiempo sólo sea rapidez, instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporal, entendido como acontecer histórico, haya desaparecido de la existencia de todos los pueblos, entonces, justamente entonces, volverán a atravesar todo este aquelarre como fantasmas las preguntas: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y después qué?”.

 

Esas preguntas son hoy más válidas que nunca. Hoy que todo va tan rápido, que las redes sociales muestran la ilusión de una vida “maravillosa” pero vacía de significado, hoy que el dios del dinero camina delante de tantos seguidores ciegos, hoy que la rueda del hámster se aceita ante una generación de jóvenes sin líderes sensatos, hoy más que nunca es preciso preguntarse sobre el significado de nuestro día a día.

 

¿Tengo una visión? ¿Hacia dónde estoy yendo? ¿Alguien en el mundo recibe lo mejor de mí? ¿Conozco yo mismo lo mejor de mí? ¿Desarrollo mis talentos? ¿Cuestiono mis propias formas de pensar? ¿Soy una oportunidad para otros? ¿Le demuestro a mis seres queridos el afecto que siento por ellos? ¿Qué hago con mi fuerza creativa? ¿Soy capaz de aceptar las críticas de otros para romper mis limitaciones y reinventarme? ¿Soy un ser humano agradecido? ¿Veo el potencial en otros? ¿Soy consciente de la inmensidad que me rodea? ¿Puedo vivir la vida como una aventura permanente, como un desafío de aprendizaje diario, como una oportunidad nueva para descubrir el mundo y crear la mejor versión de mi mismo?

 

Todas estas preguntas podemos hacernos para salir de la rueda del hámster, de la rutina diaria o semanal, de nuestro yo limitado. Porque este momento es único e irrepetible, y hoy es la mejor oportunidad, quizás la única, para vivir la vida con intensidad, con significado, con libertad, con totalidad. Porque podemos ser una persona más, amoldada a una repetición diaria de horarios, conductas y percepciones. O bien podemos ser apasioandos como Shakespeare, compasivos como Ghandi, creativos como Einstein, Newton, Galileo o Copérnico, inspirados y sensibles como Cortázar, prolíferos como Leonardo. Podemos convertirnos en cualquier cosa que realmente anhelemos ser. Los dioses nos envidian: nuestro tiempo es ahora.